¡Claro que la amo!
Dijo el cobarde
Con lengua tajante
y bigotes de alambre
Son dulces sus manos
¡Deleites carnales!
Testigos culpables
De pactos mortales
Pero la marca en la mejilla delata el crimen
que con fiera osadía cometía el especímen
Mas sus pálidos labios
y ojos en pena
susurran despacio
la verdad que condena
¡Y Cómo no amarla!
Si sólo fue ella
El alma eterna
La tragicomedia.
Besos de sangre
Pero la marca en la mejilla delata el crimen
que con fiera osadía cometía el especímen
Mas sus pálidos labios
y ojos en pena
susurran despacio
la verdad que condena
¡Y Cómo no amarla!
Si sólo fue ella
El alma eterna
La tragicomedia.
Y el cinismo en la boca
Que mentiras echaba
Golpeaba y mataba
A mi bella dama
Caricias viciadas
Abrazos mortales
Emanaban sin calma
No mata el amor!
Grita: No basta!
Y en sueños eternos
Claro que la amaba
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