Casa del Muffin

Este es un pequeño espacio personal, mi asilo mental; lo compartiré con ustedes, disfruten con un muffin en mano y una rica taza de té (:

miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Sabes amor?


Sabes que hubiera hecho lo que sea
Para traerte de nuevo a la vida
Hubiera juzgado a todos los ángeles
Y liberado a todos mis demonios
Traería hasta ti, miles de rosas
Cada una con tu nombre grabado
Quemaría estrellas y fundiría los soles
Tejería una red de pesadas lágrimas
Que desembocaran hasta tus mares
Dividiría mi cuerpo en dos
Para albergarte al menos en uno
Correría alrededor del mundo
Besaría la frente de la suerte funesta
Entregaría lo que nunca tuve
A quien nunca debí.
Sabes amor, que daría todo por haberte tenido
Si alguna vez se me hubiera permitido
¿Pudimos jugar con el destino?


jueves, 14 de febrero de 2013

Ser humilde, virtud o cinismo.

Según la Real Academia Española, se define a la humildad como:


Humildad.
(Del lat. humilĭtas, -ātis).
1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
2. f. Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie.
3. f. Sumisión, rendimiento.
Y en la biblia, podemos encontrar alusiones a esta actitud :

“Revístanse todos de humildad en su trato mutuo, porque: Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo” 1 Pedro 5:5-6
Entonces ¿Qué es la humildad? 

En la vida cotidiana nos encontraremos a muchas personas que rozan los extremos de la altanería y prepotencia, y otras de la humillación ¿es la humildad el punto de equilibro entre éstos?

En la acepción más espiritual de nosotros mismos como humanidad, la humildad nos lleva a la fuerza, nos hace más merecedores de lo que otros se disputan, por el hecho de poder reconocer las propias debilidades y aún así, hacer uso de lo que tenemos. Nos ilumina a no necesitar nada, porque los bienes a los que aspiramos no nos hacen felices, la felicidad reside en el propio espíritu. Es por eso que Dios da gracia a la humildad.

Pero en este blog, no hay conciencia total de un Dios, así que expondré mi punto de vista, pensado incluso antes de haber escrito el párrafo anterior que pareció iluminarse por sí mismo.

Dios te pide que te humilles, porque eso te hace grande, pero Dios no se humilla ante nadie, y nosotros debemos (o al menos se entiende que deberíamos) seguir los pasos de nuestro "padre" para alcanzar el reino, entonces ¿por qué humillarnos? Si tratar de llegar a ser como Dios se vuelve una blasfemia, porque nadie puede ser tan perfecto como él, y si te pide que te humilles ¿No es acaso él arrogante?

Reconocer los logros propios es sano, siempre y cuando el individuo no se jacte siempre de ellos, porque es a fin y al cabo producto de nuestro esfuerzo.

Es entonces que llego a la idea, de que aquél que finge humildad, comete la peor de las arrogancias y alimenta aún más el orgullo, algo así como "hacerme pasar por merecedor de nada, sabiendo que los demás lo admiran y quieren darme todo"

¿Existe por tanto, alguna manera de empezar a ser humilde de espíritu o algún objeto en ello, y si existe algún objeto, entonces se quiere sacar provecho?, y si es así, entonces ¡Ya no es humilde! ¿Se guardan los logros pequeños para una recompensa más grande ya anunciada?

Yo creo, que reconocerse a uno mismo, los logros y fracasos es lo ideal, no por humildad ni arrogancia, sino por ser realistas.

La humildad como tal, creo yo, no existe, no es pura porque no es sincero consigo mismo, es por tanto honesto ser orgullosos cuando lo somos, pero no proclamarle como nuestra virtud, porque produce en nuestro organismo una respuesta de sentirse bien cuando obramos bien, implica aceptarlo y seguir. La humildad es quizás una virtud tan divina como inhumana e imposible.