Casa del Muffin

Este es un pequeño espacio personal, mi asilo mental; lo compartiré con ustedes, disfruten con un muffin en mano y una rica taza de té (:

viernes, 21 de noviembre de 2014

Yo no soy un error

No, yo no soy un error.
Yo soy la piedra con la que tropiezas de camino a casa, cuando intentas ponerte a salvo, y entonces recuerdas que vas en el camino y que hay un lugar en el que ponerte a salvo. Yo soy un viento que atraviesa con furia la ventana, y despeina todos los cabellos de tu cuerpo. Y entonces recuerdas que aunque cerraste la puerta, entran sorpresas por la ventana. Yo soy el motivo del hartazgo tras un día cansado, y  la bandera de tregua al final que elevas al cielo, te recuerda que aún en esos días, a pesar de todo, hay descanso. Yo soy la voz que pronuncias a solas cuando quieres nombrar tus sombras, y entonces recuerdas que aún detrás, hay luz que te ilumina. Soy el bocado de culpa que queda en el plato, y entonces recuerdas que estabas lleno y no lo necesitas. La última calada de aquél último cigarro, y entonces recuerdas la finitud de tus vicios. El billete en tu bolso, no gastado en ese gusto; porque pensaste que podrías comprar algo mejor. La llama que quemó tu mano cuando intentaste apagar el fuego, y entonces recordaste que aún había furor, la mala noticia que te hizo apreciar las trivialidades de la vida, la carta a destiempo que te hizo recordar que los segundos pasan. El pretexto que usas para pedir disculpas, y te das cuenta que aún hay perdón. Los versos que no pueden retenerse en tu boca, aunque sabes, que son mala poesía, pero salían así, defectuosos de tu alma. Soy el signo de interrogación a los cómo y para qué, y entonces entiendes que aún hay muchas, muchas respuestas, pero hacía falta preguntar por ellas.
No soy ni tu error, ni tu acierto. Como verás yo soy la piedra, el viento, el hartazgo, la voz, el bocado, el cigarro, el billete, la llama, la noticia, la carta, el pretexto, los versos, las preguntas.

. . .La ingratitud de la Luna que aún en su claro, te trae melancolía.

domingo, 16 de noviembre de 2014

En la habitación

Pensé entonces en cuántas oportunidades he saboteado en mi vida, en cuántos momentos que hubieran cambiado mi historia pudieron pasar, y no ocurrieron por temor a las consecuencias. Me quedé paralizado de pensarlo, hubiera deseado actuar más. Me abandoné a esperar un momento que quizá nunca iba a llegar. Percibí la habitación más oscura, no pude de hecho diferenciar ningún objeto, distinguir siquiera si tenía los ojos abiertos o cerrados. Mis miembros, tampoco sabía en qué posición estaban, un leve movimiento en el pie me hizo recordar apenas que tenía uno; moví el otro y lo ubiqué en mi propio cuerpo, pero mis manos, no me atreví a descubrir dónde estaban, donde quiera que fuese ahí estaban bien, no sentirlas me tranquilizaba. Por el momento era sólo mi mente ese yo. El silencio, absoluto como era, presionaba mis oídos. Me encontré a mí mismo en la indescriptible sensación de pedirme perdón. Me disculpaba de ser yo mismo. -Miserable- dijo mi otra voz, no a modo de compadecerme, sino de reprocharme. En definitiva me negaba a sentir compasión de mí mismo, eso me pareció siempre, cosa de perdedores, aceptarme fracasado no era opción. Sin embargo seguía ahí sin moverme, con temor de mi propio cuerpo, escondiéndome de mí mismo en la oscuridad.

¿Dónde?

Cansada estoy de buscarte
sin encontrarte
de ver tu silueta en cada parte
de que mis muros se extrañen de tu ausencia
y los muebles respiren aún tu esencia.
Hemos visto la misma Luna varias veces
desde puntos tan lejanos, tan distantes.
¿Eres tu el oscuro caminante?
¿Eres tú la sombra bajo mi ventana?
¿Estás en el viento en la mañana?

Puedo ver el reloj correr
presurosas sus horas
y como cada hora está llena de ti
como en mi vida
ya nada sobra.

¿Quién quiere una parte del mundo?

¿Quién quiere una parte del mundo
para permanecer seguro
y encerrarse bajo candado
del júbilo de extraños?
¿Quién quiere una parte del mundo
que posea por completo
y deje a su hermano
ahogarse en su reflejo?
¿Quién quiere una parte del mundo
para reservar con recelo
para romper en llanto
y ocultar el canto?
¿Quién quiere quedarse solo
y estando solos, no estar consigo,
sin otros en el mundo
quién quiere permanecer seguro?